4 cosas personales que me ha enseñado la cerámica

4 cosas personales que me ha enseñado la cerámica

Este febrero cumplo dos años desde que me inicié en el mundo de la cerámica.
Ha sido un camino lleno de aprendizajes, crecimiento y descubrimiento personal.
He mejorado mis técnicas artísticas, pero lo más valioso ha sido todo lo que he aprendido sobre mí misma a través del barro, el fuego y el tiempo.

Por eso quiero contarte algunas de las enseñanzas personales que me ha dejado la cerámica hecha a mano.


1. La creatividad también es desapego y dejar ir

Los procesos creativos no siempre salen como esperamos.
En cerámica, a veces invertimos horas en una pieza que puede agrietarse, romperse o simplemente no resultar como imaginábamos.

Así es la creatividad: un constante ejercicio de ensayo y error. Aprendemos a soltar, a no aferrarnos a lo que no funcionó, y a abrir espacio para nuevos intentos.
Cada error se convierte en un aprendizaje que impulsa los próximos pasos del camino creativo.


2. Los procesos son importantes

Cuando empiezas a aprender el oficio de la cerámica artesanal, descubres lo esencial que es respetar los procesos. Cada etapa —modelado, secado, primera quema, esmaltado— tiene su propio ritmo.
Intentar acelerar o saltarse una fase casi siempre termina mal: las piezas se quiebran, se deforman o no logran la consistencia adecuada.

En la vida pasa igual. Cada persona tiene su propio ritmo y proceso. Aprender a respetarlo nos ayuda a disfrutar más del camino, en lugar de obsesionarnos con la meta final.


3. La paciencia se desarrolla

La cerámica enseña paciencia de una manera muy concreta.
Hay que esperar: que seque la pieza, que esté lista para el horno, que se enfríe, que el esmalte se asiente. Y aun así, el resultado final puede sorprenderte.

Esa espera, repetida una y otra vez, va moldeando algo más que el barro: también nos moldea a nosotros.
La paciencia creativa se extiende a la vida cotidiana, recordándonos que todo tiene su momento, y que apresurar los procesos rara vez da buenos frutos.


4. La incertidumbre es parte del proceso y de la vida

Con el tiempo, uno puede sistematizar ciertos pasos, pero la cerámica sigue siendo un oficio lleno de variables que no siempre controlamos.
La temperatura, la humedad, las quemas, los esmaltes… cada elemento puede alterar el resultado final.

Esa incertidumbre es inevitable, tanto en el arte como en la vida.
Aprender a convivir con ella, a observar sin controlar, es una forma de crecimiento. Porque crear también implica confiar: en el fuego, en el barro y en nosotros mismos.


Trabajar con un oficio artesanal nos transforma desde adentro.
El arte, de una u otra forma, nos enseña a conocernos, tener paciencia y aceptar el cambio.
Y eso, más allá de las piezas que creamos, es quizás el mayor regalo que nos deja la cerámica. El arte es terapéutico, nos permite exteriorizar nuestro mundo interior y resignificarlo a través de la creación. 

 

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1 comentario

Llevo unos meses en cerámica y en yoga dos actividades que he comenzado nuevas este año .La cerámica requiere tiempo a cada pieza y no pensar en terminarlo enseguida . El tiempo aquí se me pasa volando .El yoga me enseña que aunque me dé pereza , se que es bueno para mi salud pero una hora se me hace eterna . También me pongo a coser otras de mis pasiones . Realizó patchword con telas de algodón . Se me da genial dibujar a lápiz y me relaja mucho . También trabajo como cocinera y me gusta porque nunca me aburro siempre hay algo para hacer ,limpieza ,cocinar ,postres ,recetas diferentes.Bonitas presentaciones . Mi vida está muy relacionada con el arte .Y me ayudan a evadirme .Es mi refugio.

Alba

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